Arte

Relieves

Relieves
 
En 1960 y de forma paralela a experiencias con luz y con móviles, hice una serie de dibujos de relieves.
 
En la misma época realicé algunos de ellos. En algunos casos, el punto de referencia eran las gouaches a base de blanco, negro y gris que había realizado el año anterior.
 
En ellos retomaba el principio matemático de las progresiones, pero aplicado en estos casos a variaciones de niveles o bien a un mismo elemento (un plano inclinado) con cuatro posiciones distribuidas alternativamente sobre una superficie. En otros casos, la suma de elementos que variaban progresivamente creaba una superficie modulada. Estos relieves los realizaba previamente en cartón y madera. La luz jugaba sobre ellos libremente y con intensidad diferente, según los ángulos o los niveles. Después realicé otras experiencias con numerosas plaquitas metálicas distribuidas regularmente y colocadas perpendicularmente a un fondo plano de color blanco. En esta experiencia, el juego de luz y sombra y de los reflejos era primordial y constituía como una especie de trampa de luz. Los elementos reales (las plaquitas metálicas) perdían su presencia y su realidad se confundía con las formas producidas por los reflejos, las sombras y la variabilidad de los puntos de vista.
 
Con estos relieves experimentaba la incorporación de elementos variables exteriores al propio objeto, es decir, con las diferentes formas de incidir la luz y con la multiplicidad de los puntos de vista que se posibilitaban con el desplazamiento del espectador.
 
Julio Le Parc, 1971.

← Espace déterminé, 1961

bois, métal, plastique,

84 x 34 x 15 cm

Volume à courbes progessives, 1960

bois peint, 77 x 43 x 22 cm

Maquetas
 
Siempre sostuve que las obras destinadas a decorar la arquitectura eran interesantes, si eran bien pagadas, y que no era necesario justificar esta manera de ganar un poco de dinero con teorías tales como «la integración de las artes», «democratización del arte», «el arte para todos», etc. Esta manera de ganar un poco de dinero no ha funcionado casi nunca para mí, pero he tenido la ocasión de hacer algunas experiencias interesantes como, por ejemplo, cuando se me pidió hacer una obra arquitectónica en un centro comercial moderno en los alrededores de Bruselas. Se me presentan los planos, visito con el arquitecto un centro similar ya terminado, se me explica lo que se esperaba de mí, etc. Ingenuamente me vino la idea de proponer, en lugar de una gran obra en medio del gran hall, una zona de juego destinada a los niños y espacios neutros que debían servir al encuentro de jóvenes. El arquitecto, discretamente escandalizado, me hizo comprender que era un contrasentido, que sus estudios en los Estados Unidos, donde había estudiado el problema arquitectónico de los centros comerciales, le habían enseñado que de ninguna manera había que distraer al consumidor de la oferta de las tiendas, que toda la circulación debía inevitablemente provocar un deseo de mayor compra y que, para los niños, los juegos habituales eran suficientes (caballito, cohete, etc., que se ponen en movimiento algunos instantes con una moneda). Era entonces evidente que lo que se me pedía para ese centro comercial era jerarquizar el espacio, hacerlo más atractivo para la gente y así exponerla a la oferta de mercadería. Naturalmente ellos disponían, como siempre, de sumas ridículas para pagar una obra original, y de todas maneras, no tendrían escrúpulos para reemplazarla por cualquier imitación a su entera conveniencia.
 
En general, casi todas mis experiencias (en el plano, en relieve, en movimiento, con la luz, etc.) pueden ser adaptadas a los espacios arquitectónicos, pero no hay que confundirse, ello no es garantía de nada, lo que cuenta es el contexto y las circunstancias en las cuales puedan realizarse.
 
Dos logros
 
En 1983, realicé obras monumentales. Una en Fuengirola, España, organizada por iniciativa de un grupo de pintores de Málaga, con el apoyo del municipio. La idea era convertir la ciudad en un museo. Los artistas contemporáneos cubrieron las paredes de varios edificios con sus obras. Por mi parte, hice una pintura mural de 150 metros cuadrados. El otro evento en el que participé fue por iniciativa del gran escultor colombiano Edgar Negret. Se trataba de un parque de esculturas en la colina del centro de Medellín. Se invitó a varios artistas latinoamericanos con sus proyectos. Tenían solo quince días antes de la inauguración para resolver todos los problemas técnicos de realización e instalación de sus obras. En mi caso, realicé mi proyecto en una escuela de carpintería equipada con un enorme taller. Contaba, además de todo tipo de máquinas, con un cuerpo docente ansioso de ayudarme y muchos jóvenes estudiantes que con entusiasmo se identificaron con el proyecto en una intensa relación de trabajo.
 
Julio Le Parc, 1971.

Voulmes verticals, 1983

Medellin, Colombie

Hacia La Luz, 2016

aluminium peint, 635 x 92 x 74 cm

Place Rubēn Dario, Buenos Aires

Don de la CityBank et de l'artiste

← Hacia La Luz, 2016

construction

Courbes progrssives en vertical, 1971-2001

bois, peinture, 60 x 34 x 20 cm

 

Volume virtuel, 1972-2001

acrylique, métal 5mm, 87 x 23 x 16 cm

 

Carré en progression, 1971-2001

acrylique blanc 5 mm, 60 x 30 x 20 cm

Simulation en 3 D, 2018 ➜

Simulations 3 D 2018

Simulations 3 D 2018

Simulations 3 D, 2018

← Thème de La Longue Marche (détail), 1974-2018

biscuit de porcelaine de Sèvres, 60 x 60 x 2 cm

Maquettes de reliefs, 1972

Atelier de l'artiste, Cachan