Arte

Modulaciones

Modulaciones 1
 
Estas obras forman parte de un conjunto de experimentaciones ininterrumpidas desde finales de 1974. La temática básica tiene su origen en los primeros temas tratados con la gama de 14 colores (ondas, volúmenes virtuales), así como en las investigaciones sobre volúmenes reales emprendidas desde 1960. La técnica utilizada (aerógrafo, pintura con pistola), que permite conseguir una degradación del oscuro al claro y una modulación bastante precisa de la superficie, me ha permitido desarrollar, además, temas nuevos. Un nuevo tipo de búsquedas se ha abierto de esta forma para mí.
 
Aunque, aparentemente, este conjunto de obras puede dar al aficionado que sigue la evolución de mi creación una impresión de cambio abrupto que implica una falta de continuidad en un estilo personal; en realidad, desde mi punto de vista, ello no es más que la persistencia de una actitud emprendida de manera más o menos clara al principio de mis investigaciones, hacia 1958.
 
Esta actitud tenía y sigue teniendo dos aspectos:
– El primero se refiere a una manera de situarse y de reaccionar ante la realidad: analizando la situación del artista y su papel social, sus contradicciones, sus limitaciones, la manera en que es manipulado, utilizado por el medio cultural, su dependencia hacia los detentores del poder de decisión, etc.; intentando combatir lo arbitrario dentro de lo posible, bien sea dentro de su propia gestión, bien sea por fuera, denunciándolo o participando con otros en acciones que tienden a desviar el funcionamiento del aparato cultural.
– El segundo aspecto se refiere a un comportamiento de experimentación continua con todos los riesgos de equivocarse, pero también con las alegrías de la aventura, desarrollando siempre, sobre la base de parámetros preestablecidos, algunas de las múltiples posibilidades de cada vía.
 
Lógicamente, ello confiere diversidad a mi producción. Esta diversidad, para mí fundamental, es una actitud de investigación continua, y la considero opuesta —sin establecer juicio de valor— a la repetición a la que se entregan la mayoría de los artistas que desarrollan, muchas veces durante años, las variaciones de un mismo cuadro, logrando imponer de esta manera una imagen definitoria.
 
Este conjunto de cuadros, dibujos, ensayos, realizados en poco más de un año, representan mi producción personal en mi estudio de Cachan. Participa de mi actividad personal, es lo que he hecho con una finalidad experimental personal. No puedo afirmar que ello sea lo mejor ni lo peor de lo que podría haber hecho en este lapso, digo simplemente que es lo que hago y queda hecho.
 
Darlo a conocer me colocará en una etapa diferente, creando una distancia entre esta producción y yo mismo en la medida en que es vista por otros. Ello va a producir en mí nuevos puntos de arranque para vías paralelas o distintas de las que recorrí hasta ahora.
 
Mis primeros experimentos en el plano, en 1959 (blanco, gris, negro o la gama de 14 colores), constaban de sistemas rigurosísimos de organización visual (visión periférica, etc.). Los actuales experimentos que incluyo bajo el nombre de «modulaciones» siguen fundándose en sistemas simples de organización y la correlación de las formas depende de un mismo principio en cada caso.
 
Si, aparentemente, estos experimentos son diferentes y, en algunos casos, divergentes en relación con mis primeras búsquedas, lo encuentro saludable. Porque lo contrario me parecería grave: la repetición de una fórmula ya experimentada.
 
En mi actitud de investigación y en el desarrollo de la experimentación, conviene alejarse de vez en cuando de las certidumbres, sin dejar de someter los descubrimientos a una voluntad de reflexión y de análisis.
 
Julio Le Parc, 1976.
 
Modulaciones 2
 
El trabajo pictórico que desarrollo actualmente se inscribe, desde mi punto de vista, dentro del conjunto de mi obra y, por lo tanto es guiado por una actitud de experimentación. Experimentación, para mí, significa búsquedas, hallazgos, riesgos, contradicciones, encuentros, descubrimientos, esperas, sorpresas, retrocesos, avances, perspectivas, son todos elementos dinámicos.
 
Poco me importa que alguna gente vea en mi trabajo discontinuidad, afirmando que es una falta de «estilo». Ese deseo de ver un estilo particular en cada artista es, en la mayoría de los casos, una voluntad que reduce todo a una apariencia superficial que tranquiliza, dando clasificaciones esquemáticas y arbitrarias.
 
Afirmar, como algunos lo hacen, que he abandonado el «cinetismo» es contentarse de esquemas fáciles. Para empezar, nunca me he considerado «artista cinético» y siempre he rehuido esas clasificaciones niveladoras que Modulación 457, 1981 Acrílico sobre tela, 200 × 200 cm Modulación 480, 1981 → Acrílico sobre tela, 200 × 200 cm engloban, en la mayoría de los casos, obras, actitudes y comportamientos diferentes. Por otro lado, el «pendiente» de mis diferentes etapas es siempre presente.
 
Una constante en mi trabajo ha sido siempre una economía de medios. He tratado de reducir los elementos de cada una de mis experiencias, a fin que el resultado no fuera el producto de una acumulación de elementos, sino la relación de un número reducido de ellos, relación que iba a poner en evidencia un problema preciso.
 
En los trabajos recientes esa constante se mantiene. Ellos son el producto de elementos muy simples puestos en relación a la espera que una riqueza, si riqueza hay, sea el producto de una tensión particular que sobrepasa el carácter de cada elemento constituyendo el núcleo del cuadro. Para que esa evidencia sea percibida, los elementos del cuadro deben ser los menos posibles y lo más anónimos que se pueda, para que el interés se sitúe en un plano intermedio entre el espectador y el cuadro, de manera que haya un despegue de la superficie banal hecha de formas y colores y que una presencia inmaterial flote ahí a algunos centímetros del cuadro, o tal vez detrás de él, en un mundo a penetrar.
 
El campo del experimentar no se reduce únicamente a forma, colores y matemática. Tal vez por ello, mi experimentar actual, siendo la continuación de todo lo hecho, se sitúa en un campo más sutil, más impreciso, más fluctuante, que requiere un manejo de elementos que van más allá de la simple relación formal. Esos elementos no son fáciles de circunscribir, tienen su propia vida, se hacen evidentes en un cuadro y en otro el esfuerzo por aprehenderlos, por controlarlos, se revela infructuoso. De ahí que ello provoque en mí una obstinación a continuar el trabajo en esa dirección, como cuando uno entra en una región que no conoce y percibe de ella señales alentadoras y un misterio a adivinar, cuando no es a todo imaginar, a todo inventar.
 
Julio Le Parc, 1976.